Oh, un abeto, oh no, ¡son espigas!

29 de septiembre de 2023 — de Katrin Rahn  

Todavía no es Navidad, así que estamos en plena temporada alta para esas cositas con forma de árbol que aparecen al borde del camino: ¡las espigas! Aunque son una especie de astucia vegetal, las espigas representan un peligro que los dueños de perros que pasean a sus mascotas suelen pasar por alto. Las diminutas e insignificantes partes de la planta pueden perforar fácilmente la piel de un perro.

¿Qué son las espiguillas y qué aspecto tienen?

Las espigas son pequeñas prolongaciones vellosas de algunas plantas, sobre todo gramíneas y cereales, que se han desarrollado a lo largo de la evolución para diseminar sus semillas. Son, sobre todo, una adaptación de la planta a su entorno. En el caso de las espiguillas, la punta es afilada como una aguja, y los pelos están cubiertos de púas. La particularidad es que las púas apuntan todas en la misma dirección. Son las puntas afiladas y las púas lo que las hacen tan peligrosas.

La estructura de las espiguillas

Para entender por qué son tan peligrosos, debemos fijarnos detenidamente en su estructura. Los espiguillas están formadas por varias partes, lo que pueden convertirlas en auténticos errantes al desplazarse por el cuerpo.

Las barbas:

Esta parte de la espiguilla es la más peligrosa. Las barbas son pelos diminutos que apuntan todos en la misma dirección. Cuando entran en contacto con la piel o el pelo del perro, las púas quedan adheridas.

La punta:

La punta de una púa es afilada y puede penetrar fácilmente en la piel.

La locomoción:

Las espiguillas son auténticas maestras de la migración. Las púas no solo proporcionan un agarre firme, sino que también permiten que la espiguilla se mueva hacia delante. Esto significa que pueden penetrar más profundamente en la piel de tu perro o en otros orificios corporales.

Los peligros de las espiguillas: ¿qué puede ocurrir?

La reacción del cuerpo humano y animal a la penetración de un cuerpo extraño es la inflamación. Todos conocemos la astilla en el dedo que se elimina al cabo de un par de días mediante la inflamación, normalmente una ampolla de pus. Sin embargo, como las púas solo se mueven en una dirección, es decir, más profundamente en el tejido, el cuerpo no puede combatirlas de forma natural. Por tanto, las púas pueden causar multitud de problemas. Desde abscesos en el espacio interdigital hasta lesiones en el tímpano si la púa ha penetrado en una oreja.

Como propietario de un perro, debe estar atento a algunas señales para evitar daños consecuentes.

Daño en la oreja: El perro empieza a sacudir la cabeza sin motivo aparente. La inclinación de la cabeza y el rascado constante y el dolor pueden ser signos de una espiguilla ha quedado atrapada en el oído.

Puente nasal: Estornudos repentinos e incesantes y hemorragias nasales después de un paseo. El perro se frota la nariz con la pata.

Espiguillas en el ojo: Las espiguillas también pueden entrar en el ojo, más concretamente en el saco conjuntival. Se reconocen porque el ojo se arruga permanentemente, hay secreción acuosa y el perro se frota el ojo.

Espiguillas en los espacios interdigitales: el perro se lame la pata afectada y cojea. En algunos casos, se puede ver la zona por la que ha penetrado la púa. Al cabo de unos días se forma un absceso. El organismo intenta eliminar el bulto extraño, lo que provoca una inflamación localizada y la consiguiente formación de pus. Si observas alguno de estos signos, no dudes en consultar a tu veterinario.

¿Qué se puede hacer contra las espiguillas?

Un comportamiento inusual de su perro puede ser señal de que las púas han penetrado en los orificios corporales. Revise el pelaje de su perro después de cada paseo, especialmente las zonas entre los dedos. En el caso de los perros que tienen mucho pelo en las orejas, ayuda mantenerlo lo más corto posible para que las púas tengan menos oportunidades de agarrarse.