Heces acuosas en caballos: encontrar las causas y aliviar los síntomas

19 de mayo de 2023 — de Yve Brüggemann  

El agua en las heces es un problema común para el caballo y también para el propietario. Las causas suelen ser variadas. Un examen meticuloso por parte de un veterinario y una estrecha colaboración con el propietario del caballo son esenciales para encontrar la causa e iniciar el tratamiento adecuado. Una dieta adaptada, la administración de prebióticos y probióticos y el entrenamiento pueden ayudar a reducir o eliminar las deposiciones acuosas. Es importante destacar que tanto el diagnóstico como el tratamiento precoz es indispensable para evitar secuelas y garantizar el bienestar del caballo.

Desde la búsqueda de la(s) posible(s) causa(s) a la eliminación de los síntomas.

Cuando oyes por primera vez esta palabra, pones los ojos en blanco para tus adentros: agua fecal. Significa que las patas traseras están manchadas y marrones y posiblemente que la cola del caballo esté completamente pegada y apelmazada. En los peores casos, incluso se observan problemas cutáneos alrededor del ano y en los corvejones. La mayoría de las veces no se tiene una idea clara de dónde procede y, sobre todo, de cómo conseguir controlarlo. Siempre es una tarea en dos actos: encontrar las causas y aliviar los síntomas. La primera parte consiste en analizar, probar y mantener la calma. La segunda parte se basa lógicamente en los resultados de la primera, pero sin duda puede acelerarse y apoyarse con suplementos.

Así que vayamos al fondo del asunto: ¿A qué se debe este síntoma, qué se puede hacer y qué significa para el caballo y el propietario?

En primer lugar, las malas noticias: aún no se ha encontrado el Santo Grial y no existe una cura universal para las heces acuosas. Las heces acuosas son solo un síntoma, no una enfermedad, y sus causas pueden ser muy diversas. La buena noticia es que los síntomas se pueden reducir considerablemente o incluso eliminarlos. Los suplementos que limpian, protegen y retienen el agua en el intestino pueden ser un paso importante. Una combinación de factores como una buena gestión del entorno, la empatía con el caballo y un buen ojo atento a su comportamiento, hacen posible controlar las deposiciones acuosas. Por supuesto, eliminar solo el síntoma no es la solución, también hay que encontrar la causa y ponerle remedio en la medida de lo posible.

**Las heces acuosas suelen causar incertidumbre y preocupación entre los propietarios, por eso es tan importante informarles y que sean conscientes de lo que deben observar para encontrar la causa. Solo en estrecha colaboración con el dueño del caballo y, si es necesario, con el propietario de la cuadra, se podrá resolver el problema a largo plazo.

¿Qué son exactamente las heces acuosas?

Las heces acuosas son un líquido marrón que sale por el ano. No debe confundirse con la diarrea, en la que todas las heces son blandas o líquidas. En un caballo con heces acuosas, las heces tienen una forma normal y a veces salen separadas de las heces acuosas. Si un caballo sufre una diarrea inexplicable, debe consultarse inmediatamente a un veterinario, ya que existe riesgo de pérdida de líquidos y nutrientes.

En un caballo con síntomas de heces acuosas, la capacidad de absorción del intestino se reduce y se acumula líquido. Este se elimina en parte con las heces, pero también de forma independiente en lotes. Durante la digestión, llegan al intestino grueso de un caballo de 500 kg, aproximadamente 50-70 litros de agua con la papilla de pienso. Esta agua debería absorberse en un 70-90%, pero esto es lo que no ocurre en un caballo con heces acuosas. El grado de alteración de la absorción puede verse en la cantidad de agua fecal. En algunos caballos es muy poca y al principio no se nota. En otros, se puede observar un goteo a intervalos.

Como ya se ha mencionado, las heces acuosas no son una enfermedad, sino solo un síntoma que puede tener muchos desencadenantes y es la consecuencia visible de varias causas. Para entenderlo mejor, pongamos un ejemplo: debido a un sobrepeso extremo, se aconseja al propietario del caballo "Billy" que lo ponga a dieta. Sin tenerlo en cuenta, la dieta se inicia de forma demasiado drástica y la cantidad de heno se reduce considerablemente de un día para otro. No solo el metabolismo de "Billy" tiene que adaptarse a este cambio, sino también la psique del animal. Los caballos son animales de costumbres. No disponer de heno las 24 horas del día puede provocarles estrés y hambre. En nuestro ejemplo, a "Billy" le causa gastritis. Los caballos sufren en silencio, por lo que el propietario no se percata. Puede ser que a "Billy" ya no le guste tanto que lo monten, pero esto se achaca a su mal humor causado por estar a dieta. Como consecuencia, se produce un desequilibrio entre el intestino delgado y el grueso, que acaba provocando heces acuosas. Este es el último síntoma de una larga serie de síntomas y es una señal evidente para el dueño del caballo.

Este ejemplo demuestra lo importante que es identificar el primer desencadenante y eliminar así toda la cadena de causas, no solo el último eslabón.

¿Cuáles pueden ser los desencadenantes de las deposiciones acuosas?

En realidad, los desencadenantes pueden ser tan variados como los propios caballos. Entre los más comunes se encuentran el estrés y las enfermedades y problemas metabólicos.

¿Qué es el estrés?

Para adaptarse y responder a las condiciones cambiantes del entorno, los caballos, y también nosotros los humanos, reaccionamos física y psicológicamente ante situaciones de estrés. Esta reacción se desencadena por factores estresantes, es decir, estímulos externos. Especialmente para los caballos, una reacción rápida al estrés suele marcar la diferencia entre la vida y la muerte: los bronquios se dilatan para absorber más oxígeno, el corazón late más deprisa y con más fuerza, lo que hace aumentar la presión arterial y mejora el riego sanguíneo de los músculos. ¡Listos para volar! Así que el estrés no es malo en sí mismo, sino esencial para la supervivencia. Pero, como suele ocurrir, es la dosis la que hace el veneno.

Esto también explica por qué los caballos son animales de costumbres. Cualquier pequeño cambio puede suponer un peligro y, para evitar tener que activar constantemente todo el sistema de estrés, los caballos prefieren una vida sin grandes cambios en su entorno. Por supuesto, cada amigo de cuatro patas es diferente y, según la raza, la experiencia o la edad, el nivel de estímulo puede ser mayor o menor. También hay que tener en cuenta que los caballos no siempre son conscientes del estrés. Los cambios meteorológicos o alimentarios desencadenan una reacción de estrés físico más que psicológico. Así que cuando se piensa en el estrés, no siempre hay que imaginarse un caballo dispuesto a huir. Cualquier desviación de la normalidad desencadena estrés en el organismo. A veces más, a veces menos, no es nada inusual y es lo mismo que nos ocurre a los humanos. El grado en que este estrés cotidiano se refleja en síntomas físicos depende mucho del estado del caballo en ese momento. De repente, el caballo hace deposiciones acuosas. ¿Qué ha cambiado? He aquí una breve lista que le ayudará a encontrar la causa:

  • El grupo de caballos: Mudanza propia, nuevo caballo en la manada, se están discutiendo nuevas clasificaciones o un amigo se ha mudado.
  • El establo: Ha habido cambios en el edificio del establo, hay nuevos equipos/maquinaria en lugares desconocidos. Hay una nueva fuente de ruido, por ejemplo, una lona que golpea fuertemente contra una pared con el viento. No hay suficientes zonas de descanso y los caballos no pueden relajarse.
  • La gente: Hay nuevos miembros del personal en el establo, un grupo ruidoso de niños de visita, etc.
  • La alimentación: el heno es diferente, el heno está contaminado, se ha pastado sobre él, se ha cambiado el tipo o la cantidad de concentrado. Interrupciones largas en la alimentación, poco forraje, no hay suficientes zonas de alimentación tranquilas. El bebedero no fluye correctamente o está sucio.
  • El tiempo:** Cambio de pelaje, cambio de tiempo, fuerte calor o frío.
  • El caballo: Períodos de crecimiento, paso a la edad adulta con mayores molestias, problemas dentales, rosácea, fluctuaciones hormonales, dolores (espalda, patas, cascos, etc.). Estrés debido al entrenamiento. Infestación parasitaria o enfermedades del tracto digestivo (cólicos, úlceras de estómago, inflamación intestinal, etc.). Medicación. Intolerancia alimentaria.

Por supuesto, esta lista no está completa y solo pretende dar una idea de la dirección en la que podemos buscar el desencadenante. En el caso de los caballos en crecimiento o los animales mayores en particular, una actitud que antes no suponía ningún problema puede provocar repentinamente estrés. Por lo tanto, la actitud no es mala, sino simplemente inadecuada para el caballo en ese momento. A veces bastan unos pequeños cambios para devolver la calma al intestino. Con un caballo mayor, por ejemplo, puede ser aconsejable separarlo del grupo durante unas horas para que pueda masticar su heno tranquilamente y tumbarse a descansar. Sin embargo, no quiere alejarse por completo de su manada familiar y sigue necesitando su cercanía. La tarea del propietario del caballo y del establo es encontrar un equilibrio entre estas nuevas necesidades.

Pero aunque se haya encontrado y eliminado el desencadenante, las heces acuosas suelen persistir. Por un lado, el organismo necesita tiempo para adaptarse y, por otro, el intestino desequilibrado no se cura inmediatamente. Una rehabilitación intestinal de apoyo suele ayudar a poner fin al problema de las heces acuosas.

¿Cuáles son las consecuencias de las heces acuosas para la salud del caballo?

Como ya hemos mencionado, las heces acuosas en sí no son una enfermedad, sino simplemente un síntoma. Sin embargo, las heces acuosas pueden irritar la piel y provocar inflamaciones. Por lo tanto, deben lavarse siempre con cuidado. Además, las deposiciones acuosas muy intensas pueden provocar deshidratación y desequilibrio electrolítico. Entre otras cosas esto puede provocar fatiga, agotamiento o disminución del rendimiento. Por lo tanto, siempre es aconsejable consultar a un veterinario, ya que las deposiciones acuosas también pueden ser un signo de una enfermedad más grave del aparato digestivo. El diagnóstico y el tratamiento precoces son esenciales para evitar secuelas y prevenir daños posteriores.

¿Qué hay que hacer si el caballo tiene deposiciones acuosas?

  • Como primer paso, puede intentar eliminar los desencadenantes obvios: ¿Puede el caballo comer suficiente forraje tranquilamente? ¿Existen factores desencadenantes de estrés visibles que puedan reducirse? Aunque estos no fueran los desencadenantes iniciales, la adaptación puede calmar en un primer momento el metabolismo del caballo.
  • Al mismo tiempo, ya se puede iniciar la limpieza intestinal del caballo. Los prebióticos y probióticos ayudan a restablecer la flora intestinal. Los probióticos son microorganismos vivos que pueden influir positivamente en la flora intestinal y garantizar una buena digestión. Los prebióticos son fibras alimentarias no digeribles que favorecen el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas. Se recomienda especialmente un suplemento con cáscaras de psyllium, ya que pueden retener líquidos y proteger las paredes intestinales posiblemente irritadas gracias a la mucosidad que forman. Un intestino sano también influye en el sistema inmunitario, por lo el tratamiento debe iniciarse sin demora. De todos modos, siempre es aconsejable consultar a un veterinario.
  • Si no ha habido desencadenantes evidentes, el siguiente paso es examinar las causas en detalle. A este respecto, es muy útil llevar un diario: qué se le ha dado de comer, cómo se ha montado al caballo, qué tiempo hacía, cuál era el estado de ánimo del caballo... Cuanto más ayuden los compañeros de cuadra y más de cerca se observe al paciente, más rápido se podrán identificar las causas y reconocer un modelo de conducta.