Cultivos de bacterias probióticas

Los cultivos de bacterias probióticas pueden ayudar a reconstituir de forma natural una flora intestinal dañada, así como a mantener una flora intestinal sana. Se asientan en el intestino y favorecen, entre otras cosas, la regulación del peristaltismo intestinal. El origen latino de "probiótico" deja claro el beneficio de las bacterias, ya que probiótico significa "pro bios", es decir, "para la vida". Los cultivos de bacterias probióticas tienen un efecto positivo en la flora intestinal, es decir, son habitantes deseables del microbioma intestinal. La base de un efecto beneficioso para la salud es que las bacterias utilizadas lleguen al intestino, especialmente al colon, sin ser absorbidas previamente. Para ello, deben ingerirse en cantidades suficientes.

Efecto

Los enterococos, ingeridos por vía oral, pasan sin digerir a través del estómago al intestino. Una vez allí, los distintos cultivos bacterianos compiten por los receptores específicos del epitelio intestinal. Todos los cultivos bacterianos tienen una vida limitada en el intestino, tras la cual son excretados. Con la ingesta continuada de cultivos bacterianos probióticos, las bacterias indeseables son sustituidas por las deseables. De este modo, los cultivos probióticos ayudan a reducir el número de bacterias patógenas en el intestino. Esto sucede porque las bacterias probióticas modifican el valor del pH luminal de tal forma que influyen en la capacidad de fijación de las bacterias intestinales patógenas. Especialmente en el caso de un tracto gastrointestinal debilitado, los microorganismos nocivos pueden ser desplazados mediante el fortalecimiento de la flora intestinal natural. De este modo, las bacterias probióticas pueden tener un efecto regulador sobre la digestión, reforzar la barrera intestinal y proporcionar protección contra los gérmenes invasores. Además, refuerzan el sistema inmunitario en el intestino.