Cuando las visitas al veterinario se convierten en un calvario - sobre pacientes ansiosos y visitas más tranquilas
Un perro que ya está estresado en la sala de espera o de camino a la consulta, ladrando o mostrando un comportamiento extremadamente excitado es algo relativamente frecuente en las consultas veterinarias. Un entrenamiento adecuado y personal especializado en terapia conductual pueden ayudar a prevenir el miedo al veterinario. ¿Cómo funciona? La Dra. Astrid Schubert, veterinaria, explica qué pueden hacer los dueños para evitar que sus amigos de cuatro patas se conviertan en pacientes ansiosos.
Dr. med. vet. Astrid Schubert
Las personas suelen ser menos agresivas. Se ponen nerviosas, ansiosas, agitadas, pero no salen corriendo de la sala de espera ni intentan morder al dentista (risas)...
Los perros, o los animales en general, no tienen filtro de cortesía y no saben por qué están ahí en ese momento. En caso de malestar o estrés, los animales tratan instintivamente de aumentar su distancia. A menudo los primeros signos de estrés suelen pasar desapercibidos porque los propietarios y el personal no consiguen interpretarlos. Si el estrés es excesivo, el animal recurre al plan B: huir o atacar. Ambas soluciones son muy desagradables para todos durante una visita a la consulta.
Sí, puede ser el caso. Por un lado, hay que saber valorar lo que se puede hacer, lo que es necesario y cómo se pueden facilitar las cosas al perro. Por otro lado, también hay cosas que "no se deben" hacer. Entonces puedes omitirlas, posponerlas o adaptar las visitas posteriores a las necesidades del perro.
Hay varias opciones. Tanto por parte del propietario como del veterinario. Los propietarios pueden, por ejemplo, previo acuerdo con el veterinario, afeitar una zona en casa antes del análisis de sangre, y antes de las inyecciones, una crema anestésica local puede ayudar a que el tratamiento sea más agradable. Un buen entrenamiento médico con un perro joven o sin experiencia veterinaria puede ayudar a evitar que surja la ansiedad.
Por parte del veterinario, también puede ser una buena idea posponer una consulta: no todo tiene que hacerse de inmediato. Esto puede ayudar a evitar que aumente el miedo al veterinario y a "crear" un animal problemático.
El entrenamiento médico consiste en practicar los procedimientos de examen en la consulta veterinaria, familiarizarse con ellos y prevenir la ansiedad. Por supuesto, también se utiliza para pacientes que ya han desarrollado miedo, pero la prevención siempre es preferible y más sencilla. Una señal temprana de la utilidad del entrenamiento médico es, por ejemplo, cuando el propietario tiene dificultades para administrar gotas para los ojos o los oídos. Si el perro no se siente muy cómodo, todavía es posible evitar que se convierta en un paciente miedoso, practicando mucho. Sin embargo, es más indicado que lo haga el personal de la consulta, que dispine de lo más importante: conocimientos médicos y un entorno adecuado.
A menudo vemos, y no solo en perros mayores, que el comportamiento agresivo y estresado también puede estar causado por el dolor. Por eso es útil poder evaluar por qué el perro se comporta así en ese momento y estimar a qué puede deberse, incluso desde un punto de vista médico. Los auxiliares veterinarios también están familiarizados con ciertos trucos específicos de la profesión y saben cómo funcionan las cosas en la práctica. Se lo pueden mostrar y sugerir a los propietarios.
Las citas deben concertarse a una hora tranquila. No se debe hacer solo al margen en la consulta, sino a ser posible antes, después de las consultas, o en una sala no utilizada. Se practican diversas áreas: por ejemplo, pesar al perro, la posición tumbada en la camilla, la palpación, etc. Se incorporan objetos como estetoscopios y otoscopios, y se hacen demostraciones de ejercicios que se pueden realizar en casa. También se enseña como practicar la administración de gotas para los ojos o los oídos. Por supuesto, se recomienda repetir este entrenamiento varias veces. No estamos hablando de un entrenamiento diario para toda la vida, el objetivo es establecer y crear una connotación positiva del entorno de la consulta a lo largo de tres a cinco citas para un animal que nunca ha visitado la consulta.
En Alemania, algunas consultas ofrecen las llamadas "fiestas de cachorros". Es una forma sencilla de que los perros conozcan y se familiaricen con el entorno de la consulta. Lo ideal es que la fiesta se celebre varias veces y se practiquen diversas cosas. Por ejemplo, pesarlos, ponerlos en la mesa o incluso sentarlos en ella, examinales las orejas u otros procedimientos similares. Si en su zona no existen este tipo de fiestas y programas para cachorros, es perfectamente posible empezar a practicar en casa. También existen seminarios en línea, por ejemplo, nuestros seminarios Sirius.
Una medida infravalorada es simplemente concertar un examen preliminar. Esto permite que el dueño y el perro conozcan y se familiaricen con la situación sin dolor ni estrés adicional. Así se puede evitar que el perro asocie su malestar con la visita al veterinario. Ya que un entorno completamente desconocido puede empeorar esta situación.
El miedo es una defensa razonable para proteger el cuerpo de cualquier daño. Es natural que el perro manifieste ansiedad frente a procedimientos desconocidos en la consulta. Con el entrenamiento adecuado y revisiones periódicas, es posible llevar a cabo los procedimientos médicos necesarios. Esto supone un alivio para el personal, los médicos y los propietarios, que a fin de cuentas desean lo mejor para su mascota.
